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"¡Oye, Arnold!" no envejece: Sigue llegando al corazón

Cada episodio deja algo en el alma que te hará pensar y ser mejor persona.

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Si son de la era noventera como yo, ¡Oye, Arnold! (Hey, Arnold!) debe haber sido parte de su panorama diario en televisión.

En el caso de que no la hayan visto -lo cual dudo-, los invito con alfombra roja a conocerla al estar disponible en el streaming Paramount+, donde me encuentro reviviéndola con su clásico doblaje latino, recordando mi niñez y adolescencia.

La descubrí en esos tiempos al verla luego del colegio con mi hermana pequeña (saludos, Nanita) en Nickelodeon, que llegaba a Concepción por la señal de VTR. El primer capítulo de la serie se estrenó en un lejano 7 de octubre de 1996 en Chile y con su primer episodio, "Las frutas en el centro", logró cautivar a chicos y grandes por igual.

Caímos rendidas con mi hermana. Nos volvimos fans de inmediato.

Para los que no sepan de qué trata -espero que sean pocos los que no-, les cuento que la serie animada creada por Craig Bartlett es considerada de culto por muchos países. Fue tanta la popularidad que generó con sus cinco temporadas y 100 episodios que, varios años más tarde, se estrenaron dos películas: Hey Arnold! The Movie en 2002 y Hey Arnold: The Jungle Movie en 2017. La primera llegó a los cines y la segunda directo a la pantalla chica.

La historia está protagonizada por Arnold, un niño de nueve años que vive con sus abuelos paternos. Ellos deben tener pensionistas para poder mantener su casa, siendo todos personajes entrañables, como Ernie, el matrimonio Kokoschka y el enigmático señor Smith, junto al señor Hyunh, quien tiene una historia muy triste porque llegó desde Vietnam buscando a su hija perdida por la guerra, y tantos otros.

Obviamente, no hay que olvidar a los compañeros de colegio de Arnold, donde encontramos a su mejor amigo Gerald, Helga, Sid, Eugene (Yuyin por este lado del mundo), Harold, Phoebe, Stinky, Rhonda, Lila y tantos queridos y admirados por historias de cada uno, la cuales nos llegaron al corazón.

Cómo olvidar el capítulo de Mantecado y Harold o cuando mostraron el bullying a la compañera nueva Lila. Esos capítulos te quedan marcados en el corazón.

Regresé al pasado cuando la volví a ver hace unas semanas, pero al verla ahora, con ojos de adulta, le encuentro tanto sentido y la siento tan madura que duele. Para los que sí la han visto, solo basta recordar el capítulo del Hombre Paloma y, sí, lloré a mares. Creo que me entenderán muchos del por qué cuando la vean por primera vez.

Y cómo olvidar a la heroína de mi corazón, Helga. Viene de la típica familia que crea rivalidades entre hermanos, pero ella es más madura y franca con sus sentimientos y, aunque los esconda, trata de ser mejor persona. Siempre trata.

Imposible olvidar el capítulo en donde la envían a la psicóloga y su padre comenta que los Pataky no van al loquero, a lo que ella le contesta "Se nota, Bob…"

Sin detallar demasiado cada episodio, todos te dejan algo en el corazón y en el alma que te hará pensar y ser mejor persona.

Creo que por eso le tengo tanto aprecio a esta animación. La enseñanza que nos daba con cada capítulo, mostrándonos que no todos veníamos de familias "correctamente" formales, tipo mamá-papá-hermanos.

Muchos nos criamos con nuestros abuelos, nunca tuvimos cerca una figura paterna, teníamos amigos en el colegio y en el barrio, jugábamos en la calle y avisábamos cuando venían autos porque no contábamos con plazas cerca, y tanto más.

Arnold nos mostró que podemos ser empáticos con gente que es de otro país, a ser honrados, a proteger nuestro barrio si vemos que podría convertirse en algo más, a darnos cuenta de la vida que se da en unas cuantas calles a tu alrededor, o que puedes seguir y volar, pero nunca olvidar de dónde vienes y en qué quieres convertirte.

Es importante destacar el cariño que le tiene Bartlett a Chile, ya que nos considera como el país más fanático de su serie. Y cómo no, si cada personaje, en cada capítulo, nos recordaba a algún conocido, compañero de colegio o vecino.

De hecho, ¡Oye, Arnold! ha tenido varias a nuestro país. En un episodio, Helga habla sobre Suiza y Chile, en otro capítulo mencionan los tomates chilenos. Asimismo, en una oportunidad el profesor Simmons dice haber viajado a Tierra del Fuego (aunque, según Bartlett, esas vacaciones tuvieron como destino Argentina y Chile).

Los dejo emocionada invitando a que la vean, o la vuelvan a ver con ojos de adultos si ya tuvieron el placer de verla cuando niños.

Como les comenté, pueden ver las cinco temporadas de ¡Oye, Arnold! en el streaming Paramount+.

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