[Reseña] The Umbrella Academy - Temporada final: Inconexa historia de amor
Hasta siempre, Hargreeves.
Cuando estrenó en 2019, The Umbrella Academy, basada en el cómic homónimo creado por Gerard Way y Gabriel Bá, trajo a un curioso grupo de hermanos adoptivos con particulares súper poderes que, a lo largo de las temporadas, se ha encargado de provocar un apocalipsis tras otro en diversas líneas temporales.
Al final de la tercera temporada, luego de la destrucción del Hotel Oblivion (que, poco coincidentemente, significa "olvido"), la línea temporal fue nuevamente reseteada y los hermanos Hargreeves se encuentran indefensos en un nuevo mundo donde no tienen poderes y su padre, Sir Reginald (Colm Feore), tiene gran influencia gracias al imperio económico que ha creado.
Han pasado seis años en esta nueva normalidad y los integrantes de la ex Academia Umbrella, junto al Ben (Justin H. Min) de la ex Academia Sparrow, han tratado de vivir sus vidas libres de poderes de la mejor manera posible.
Viktor (Elliot Page) tiene un bar en Canadá, Allison (Emmy Raver-Lampman) sigue actuando mientras cría a su hija, Klaus (Robert Sheehan) está sobrio, Luther (Tom Hopper) es un bailarín exótico, Diego (David Castañeda) y Lila (Ritu Arya) han formado una familia y Cinco (Aidan Gallagher) trabaja en la CIA.
En esta ocasión, además de enfrentar a su padre -eso sucederá en cualquier línea temporal-, los Hermanos Hargreeves deben hacer frente a una secta / culto que postula que esta realidad es una realidad errada. Se hacen llamar Los Cuidadores y están liderados por el matrimonio -que, graciosamente, también están casados en la vida real- Gene (Nick Offerman) y Jean (Megan Mullaly) Thibedau, quienes han reclutado a seguidores por todo el país y tienen pruebas físicas (que han nombrado "artefactos") que comprueban su teoría.
A diferencia de las anteriores, esta temporada solo tiene seis episodios -versus los acostumbrados diez- con una duración que fluctúa entre los 47 y 69 minutos.
La temporada empieza muy tranquila y sigue un tono muy familiar a las anteriores durante mas o menos los primeros 20 minutos del episodio uno, para luego diluirse en varias pequeñas e inconexas historias (hay que poner mucha atención a los detalles) que no logran construir muy bien los cimientos para el desarrollo de los últimos 20 minutos del capítulo final. Hay algunos chistes muy buenos e, infaltable, un número de baile.
¿Lo bueno? Al fin se resuelve el misterio sobre qué provocó infinitas líneas temporales. ¿Lo malo? Hay personajes que en temporadas anteriores fueron importantes y gozaron de buen desarrollo, pero que, en esta oportunidad, se sienten tremendamente desaprovechados.
La historia está condensada, parece sucederse demasiado rápido y, a pesar de las breves explicaciones que aparecen de repente, se siente superficial; pero podemos concluir que, después de 36 episodios, el amor es capaz de salvar o destruirlo todo, y siempre ha sido así.
Nuevamente, la banda sonora que acompaña a la temporada es parte fundamental de lo que vemos en pantalla, algo por lo que la serie ya había destacado gratamente en la temporada 1 y se había perdido un poco durante las temporadas 2 y 3. Es más indie, más británica, pero, por sobre todo, más apocalíptica.
La cuarta y última temporada de The Umbrella Academy se estreno este jueves 8 de agosto en Netflix.