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[Reseña] Alien: Romulus - Una visceral reconexión con sus raíces

Un capítulo independiente que abraza a toda la saga sin olvidar lo más importante: gente común sobreviviendo a los horrores del espacio y de las perversas corporaciones.

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No quedan dudas de que las raíces de la saga están aquí. Alien: Romulus busca ser un capítulo independiente dentro de la longeva franquicia del xenomorfo, pero jamás esconde de dónde viene, abrazando y homenajeando cada una de sus eras en un visceral retorno a casa que nos recuerda donde mejor funcionó.

El uruguayo Fede Álvarez creció con este Xenoverso iniciado por Ridley Scott en Alien (Alien: El Octavo Pasajero) de 1979, quedando marcado para siempre al ver en escena a la mortal criatura diseñada por el artista suizo H.R. Giger junto con el artista de efectos especiales italiano Carlo Rambaldi. Ese horror espacial y claustrofóbico está muy presente en Romulus, pero también la acción que entregó James Cameron con Aliens en 1982, combinando lo mejor de ambos mundos para una historia en la que no busca reinventar la rueda, sino que volver a lo básico.

El horror a lo desconocido, a lo inhumano, con gente común sobreviviendo a los terrores del espacio y de las perversas corporaciones. Ahí el uruguayo tiene clara la película, aportando la mirada latinoamericana que entiende muy bien lo que es sobrevivir al capitalismo en la sociedad actual.

Si en la primera película eran camioneros y en la segunda Marines Coloniales, ahora tenemos al centro a jóvenes colonizadores que sueñan con escapar de la colonia humana en la que se sienten prisioneros. La compañía vive asegurando que sus empleados son su mayor preocupación, pero aquello está lejos de la realidad, amarrándolos hasta quitarles la última gota de esperanza por "el bien de la compañía".

En este escenario, Rain (Cailee Spaeny) y su "hermano" Andy (David Jonsson) no tardan en aceptar la propuesta de otros jóvenes que, como ellos, solo buscan un mejor futuro: explorar una estación espacial abandonada y ocupar sus hallazgos para salir para siempre de aquel asentamiento humano. Por supuesto, no tardarán en dar cuenta que tomaron la peor decisión posible al encontrarse cara a cara con la forma de vida más aterradora del universo.

Teniendo un guion que escribió Álvarez con su colaborador frecuente Rodo Sayagues tras No Respires y Evil Dead, Alien: Romulus es una reconexión con las raíces de la saga volviendo a lo básico, recuperando los efectos prácticos que elevan la sensación de terror real y dejando de lado las preguntas existenciales.

Acá todo es sobrevivir, ya sea al xenomorfo, a los facehuggers o a la misma compañía que solo piensa en su bien por sobre el de sus empleados, con un elemento de tercermundismo que le viene muy bien a la historia.

El relato se va construyendo de una manera similar a las películas previas, en la que vivimos esperando lo peor y resulta en un desastre aún mayor, agregándole un componente del tiempo en contra que hace todo aún más tenso. La criatura siempre está ahí, pero no la vemos. Apostar por el realismo en los efectos ayuda a incrementar la tétrica atmósfera que envuelve a todo. El horror grotesco y visceral tampoco se queda atrás, con escenas realmente dolorosas y gráficas que quedarán en la retina por buen tiempo.

Punto a favor también el joven elenco que deja ver un promisorio futuro. Partiendo por Spaeny, que abraza el espíritu de Ripley y no tarda en conectar con la audiencia, y Jonsson que resulta entrañable en su importante rol, también tenemos a Archie Renaux, Isabela Merced, Spike Fearn y Aileen Wu haciéndonos sufrir y pegándonos al borde del asiento con el avance del metraje.

Álvarez peca de un excesivo homenaje a la saga, lo cual impide que, efectivamente, Alien: Romulus funcione como un capítulo realmente independiente.

Los constantes guiños y las referencias a todas las entregas, hasta al videojuego Alien: Isolation, están bien y mejor manejados que otros homenajes glorificados para el aplauso, pero requiere de cierto conocimiento previo del universo del xenomorfo que hace mayor el desafío de destacarse como un capítulo único.

Más allá de una fantástica secuencia que involucra a la ausencia de gravedad y un tercer acto que no deja respirar, Álvarez y su equipo priorizan homenajear a la saga que tanto admiran que optar por dar una reinvención completa.

Eso no significa que el resultado no funcione, pues el regreso a lo básico que trae Alien: Romulus es el perfecto recordatorio de lo que siempre funcionó en la saga del xenomorfo. Una visceral reconexión con sus raíces que no olvida lo más importante, gente ordinaria sobreviviendo a los horrores del espacio y de las perversas corporaciones.

Alien: Romulus se estrena este jueves 15 de agosto en cines de Chile y del resto de Latinoamérica.

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