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[Reseña] Arcane - Temporada Final: Abrazando el poderío de la animación

¡Ya vimos los primeros seis episodios!

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Han pasado tres años desde que nos despedimos de Piltóver y Zaun con ese impactante desenlace de la primera temporada de Arcane, dejando las expectativas por los cielos ante un sobresaliente trabajo narrativo y visual que eclipsaba cualquier reparo existente al momento de adaptar una mitología como la de League of Legends (LoL) de Riot Games.

La espera ha terminado y finalmente tenemos ante nosotros la segunda temporada de la serie animada, que, de paso, es la última de la historia de Arcane. Dividida en tres actos, de los cuales SuperGeek ya pudo ver los dos primeros, seis episodios en total, la apuesta paga a lo grande con un espectáculo que abraza el poderío de la animación de la mano con una historia potente, emotiva y épica.

Esto no es solamente el conflicto entre dos hermanas divididas por la tragedia y los golpes de la vida, esto es mucho más, a una escala inimaginable. De ahí que deba aplaudirse el trabajo de la promoción, que no logró anticipar ninguna de las enormes y devastadoras sorpresas que nos encontraremos.

No es mucho lo que se pueda decir de la nueva temporada sin caer en revelaciones, hasta el punto de que la misma intro al ritmo de "Enemy" de Imagine Dragons se ve modificada para representar todos los cambios en el relato. Todo inicia inmediatamente después del acto terrorista de Jinx -potente trabajo de voz de Ella Purnell-, llevando a un desastroso nuevo escenario. Las tensiones entre los privilegiados de Piltóver y los olvidados de Zaun están en su peor momento, con Vi -Hailee Steinfeld dando un salto aún mayor en su nivel de actuación- viéndose obligada a elegir un lado en un conflicto que traerá terribles consecuencias para ambos bandos.

El estudio de animación francés Fortiche Productions ya nos había demostrado su talento con la primera temporada, pero en estos nuevos episodios logran sobrepasar sus propios límites.

Animación tradicional, digital, trazos en blanco y negro, acuarelas, graffiti, pintura luminiscente, bosquejos. Los animadores ocuparon todas las herramientas que tuvieran a mano para experimentar, entregando su propia identidad y creando un estilo visual de Fortiche que, como corresponde, reconoce como sus creadores a Jérôme Combe y Pascal Charrue en los créditos iniciales.

Fortiche entiende el poder de la animación y de sus posibilidades con respecto a la acción real, llegando directo a las emociones -de los personajes y del espectador- de formas que ningún otro medio puede. La cámara puede ir directo a representarnos el interior de la mente de nuestros protagonistas, así como ubicarse en planos imposibles de llevar a cabo en el mundo real.

La animación es una de las formas más puras de arte y el estudio francés lo demuestra con maestría en el viaje de Arcane, un recorrido interno y externo, pero también dimensional, espacial y hasta espiritual. La vara queda altísima al poner en marcha la acción, pero aún más en sus momentos emocionales que golpean hasta al más fuerte.

Una verdadera declaración de principios de la animación como un arte adulto e ilimitado.

Todo esto no significaría nada si es que la historia no fuera de la mano, logrando un balance sensible y acabado. Hay tiempo para el humor sin ser una comedia y para la emoción sin ser un drama, con personajes que crecen y cambian, caen y se levantan, teniendo como centro a la humanidad en su esencia más profunda al momento de evolucionar. Lo que nos inspira a nuestro mayor bien, a veces puede ser la causa de nuestro mayor mal.

Otro elemento importante que repite de la primera temporada es su música, que también corre sola con respecto a la serie. Desde la sorpresa de encontrarnos con una versión más íntima y lenta de "Heavy is the Crown" de Linkin Park, escrita por Mike Shinoda, al espíritu revolucionario de "Paint The Town Blue" de Ashnikko, cada canción va acorde al momento en el que se escucha, elevando la emoción de la respectiva escena. Eso sí, juega en contra el terminar eclipsando al trabajo musical compuesto por Alex Seaver y Alexander Temple.

Es clave que los creadores Christian Linke y Alex Yee, Fortiche, directores, guionistas y todo el equipo de producción se hayan tomado todas las libertades creativas necesarias con respecto al material original. Adaptación no es copia, lo que funciona en un medio no tiene por qué funcionar necesariamente en otro, y todo debe correr solo. Arcane es un ejemplo gigante de ello.

Más importante aún, se ratifica que no se necesita haber jugado ningún juego de Riot para poder lanzarse a ver Arcane. Es la perfecta puerta de entrada a la mitología y cuentan con múltiples juegos, del estilo que quieras, para seguir explorando.

Arcane es una obra mayor en animación, que esperamos sea el inicio de una nueva y madura era animada, además de una bienvenida expansión de la exploración de los personajes de League of Legends. Esto no puede ser un oasis en medio del desierto.

El Acto I de la temporada final de Arcane se estrenó este sábado 9 de noviembre en Netflix, mientras que el Acto II llega el 16 de noviembre y el Acto III el 23 de noviembre.

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