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[Recap] One Piece 1140: El Dios del Sol llegó a salvarnos con una sonrisa

Comenzamos nuestro repaso semanal de la longeva adaptación del manga creado por Eiichiro Oda.

Desde este momento asumimos la tarea de revisar semana a semana los nuevos episodios del anime de One Piece producido por Toei Animation, entrando de lleno en esta ocasión en el clímax del Arco de Egghead antes de que inicie la transmisión global más importante en la historia de la legendaria obra creada por Eiichiro Oda.

Tras el doloroso flashback de Kuma, que destrozó a todos los espectadores con la historia oculta del antiguo Shichibukai que cedió su voluntad a cambio de salvar la vida de su hija Bonney, vimos un reencuentro familiar que derivó en uno de los golpes más satisfactorios de toda la serie.

Pero el peligro no ha terminado. Vegapunk, el genio detrás de la Isla del Futuro, ve cómo sus sueños son destruidos por la orden del Gobierno Mundial de arrasar con Egghead con una Buster Call, teniendo a la Armada atacando la isla sin piedad. Pero aún tiene cartas bajo la manga.

Sin importarle el peligro que significa la poderosa amenaza de uno de los Cinco Ancianos, San Saturn, y el mismo Kizaru, Vegapunk logra revelarle a Bonney que los Pacifistas -robots creados a partir de Kuma- están programados para no atacarla y, más importante, defenderla, dando vuelta la situación en la isla.

Pero Vegapunk sabía que aquello tendría un castigo, recibiendo un ataque mortal por parte de Saturn. Su sacrificio valía la pena si el resultado era salvar a la niña.

Aunque nuestros héroes parecieran verse nuevamente superados y enfrentando una posible derrota, una risa estalla en la isla. Luffy se ha recuperado y se transforma nuevamente en su forma Gear 5, demostrando que su absurdo poder pareciera no tener límites al convertir a toda la isla en goma.

Es ahí donde Bonney finalmente se da cuenta de que el capitán de los Sombrero de Paja es justamente aquel a quien siempre esperó: el Dios del Sol Nika que llega a liberarnos y salvarnos con una sonrisa.

Por si fuera poco, y para alegría de nuestros héroes, llegan refuerzos inesperados a las costas de Egghead con los gigantes Brogy y Dorry. Con sus risas distintivas, vienen a luchar al lado de Luffy y entran en escena de forma destructiva.

Todo esto hubiera sido mejor si el episodio no hubiera alargado los momentos con un ritmo pausado que llevó a que cada uno de estos eventos tardaran demasiado en llegar, con un impacto menor a la gigantesca importancia que poseían estos sucesos.

Aquello ha sido una tendencia desde que terminara el flashback de Kuma. Considerando que la producción se tomó un hiato de seis meses en la emisión de nuevos episodios, uno hubiera esperado que la narrativa pausada dejara de caer en esas extensiones narrativas para alargar ciertos sucesos. Muchas veces resultaba adecuada para generar tensión y dar mayor emoción a momentos concretos, pero el recurso puede jugar en contra cuando da la impresión de que sucediera poco en un capítulo en el que pasa mucho.

La marea ha cambiado y, por ahora, va a favor de los piratas, con el Gobierno Mundial y sus lacayos enfrentándose a lo inesperado. No tienen idea de todo lo que desencadenaron.

One Piece estrena nuevos episodios subtitulados cada domingo en Crunchyroll y con una semana de desfase en Netflix.