
Los riesgos de compartir tus fotos con IA generadoras de imágenes
Proteger nuestra identidad digital es tan importante como la física.
A fines del mes de marzo, la última actualización de ChatGPT tomó al mundo por asalto al permitir generar "ilustraciones" basadas en el estilo de Estudio Ghibli a partir de fotografías. Esta función, que inicialmente estaba disponible solo en la versión de pago de ChatGPT, ahora está de manera limitada en la versión gratuita pero, como sabemos, si algo es gratis en internet el pago siempre, siempre, serán tus datos personales.
Para generar la imagen, los usuarios deben subir sus fotografías a ChatGPT, y es aquí donde radica el problema. Al compartir fotos personales en plataformas de inteligencia artificial, se puede ver comprometida la privacidad y seguridad de la personas que aparecen en ella (cuyo riesgo solo se acentúa cuando las imágenes contienen personas menores de edad),ya que junto a la metadata de la foto -que, como mínimo incluye datos del dispositivo y la ubicación en que fue tomada-, los usuarios están proporcionando sus datos biométricos como la forma del rostro y detalles faciales, información que es altamente sensible y puede ser vendida a los mejores postores.
Por ejemplo, en 2020 se dio a conocer Clearview AI, un motor de búsqueda que se alimenta de la información disponible en redes sociales, revistas digitales o blogs y funciona buscando exclusivamente rostros. En 2022 tuvo una disputa con la Unión Americana de Libertades Civiles para que se restrinjan las ventas del software de reconocimiento facial a entidades gubernamentales en el mercado estadounidense. A pesar de las controversias (hubo otra en 2024), la empresa sigue operando.
Las imágenes que tomamos con nuestros dispositivos contienen más información de la que creemos en su metadata, y esta es altamente sensible. En plataformas que no tienen políticas de seguridad claras, estos datos pueden ser fácilmente vulnerados y dar pie a estafas e incluso fraudes como suplantación de identidad.
Básicamente, los riesgos de compartir imágenes personales con este tipo de herramientas es la recopilación de información sobre los usuarios a medida que estos interactúan constantemente con ellas. A pesar de que las intenciones de la IA son de recreación artística, los datos pueden ser almacenados y utilizados sin el conocimiento completo del usuario, lo que pone en riesgo su privacidad a largo plazo.
Pero, ojo: no toda responsabilidad recae en las empresas que reciben los datos, sino también en quienes los entregan de manera voluntaria. Por eso es fundamental el consentimiento informado, es decir, leer e informarse certeramente sobre las políticas de uso y almacenamiento de datos de las plataformas que utilizamos, ya que muchas veces desconocemos el alcance del uso que le darán a nuestra información y, en caso de vulneración de esta, se pueden tomar las medidas legales correspondientes para proteger nuestras identidades físicas y digitales.
A pesar de que muchas empresas si advierten e informan directamente que los datos subidos voluntariamente serán usados para mejorar el modelo de entrenamiento de su inteligencia artificial, todo bajo el alero de que así podrán presentar y desarrollar un producto o servicio de mayor calidad, cosa que si hace ChatGPT, también la compañía asegura que si bien los datos no se almacenan de forma indefinida, las imágenes podrían permanecer en sus servidores por un tiempo.
Si los usuarios no toman las medidas adecuadas, unirse a estas tendencias de creación de imágenes puede traer más problemas que alegrías pero, para evitarlos, debemos ser conscientes de leer y revisar las políticas de privacidad del sitio o aplicación que vamos a utilizar, verificar si la información que se sube a un sitio o aplicación está protegida por alguna ley (ojalá local), siempre utilizar aplicaciones web o móviles de fuentes oficiales y, finalmente, se recomienda tratar de usar imágenes de uso libre, como las licencias Creative Commons o, directamente, sin derechos de autor.