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Francia regula a los Influencers y podrían ir a la cárcel por prácticas comerciales engañosas

Por fin alguien regula esto.

Influencers. Una palabra muy de moda y que, quiéranlo o no, a la mayoría le gustaría recibir esa denominación para tener un estatus mayor dentro de las redes sociales. Y si eso viene acompañado de ingresos monetarios extras, tanto mejor.

El punto es que como las redes sociales nos permiten publicar prácticamente lo que se nos ocurra, muchos usuarios generan videos para lograr el interés de otros y sumar seguidores que les permitan tener una retribución económica por ello. Así hemos visto miles que muestran la comida de un local o un lugar donde ir a pasear, por ejemplo.

Cuando los Influencers alcanzan cierto nivel aparecen las marcas y comienzan los problemas porque sus recomendaciones se transforman en “es lo mejor del mundo”, “lo amo”, “no hay otro igual” y cualquiera de esas frases hechas con las que adornan sus relatos.

Felizmente, eso está comenzando a regularse y ha sido Francia uno de los primeros países que está tomando cartas en el asunto y anunció una regulación para los Influencers que incluso les podría significar recibir una pena de dos años de cárcel si es que incumplen alguna de las nuevas reglas a seguir.

Pero más importante que eso resulta la idea que ya no podrán ejercer influencia comercial mostrando tratamientos estéticos, quirúrgicos y farmacológicos, acciones que son consideradas como un peligro para la salud pública. Aquí también se incluyen productos que contengan nicotina, aunque sea parcialmente.

Igualmente no podrán interactuar libremente con animales, promocionar directa o indirectamente productos y servicios financieros (incluyendo criptomonedas) y se deberá tener especial cuidado con la recomendación de juegos de azar y las cada vez más comunes casas de apuestas digitales.

Además, los Influencers estarán obligados a señalar cuando una imagen esté retocada o se haya modificado para lograr un resultado más llamativo, lo que corre también para las fotografías de sus rostros. Y finalmente, si el contenido ha sido creado a través de Inteligencia Artificial, también deberán dejarlo claro.

De no cumplir lo anterior (todo o parte de él), podría ser considerado como una práctica comercial engañosa y de comprobarse podría significarles hasta dos años de prisión o bien multas de hasta trescientos mil euros (casi 260 millones de pesos chilenos), que sería en los casos más extremos.

De esta manera, Francia toma las riendas en este asunto que en el mundo (y también en nuestro país) sigue subiendo como la espuma y prácticamente sin ninguna regulación ni responsabilidades ante eventuales incumplimientos con lo promocionado.