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[Reseña] "Black Panther: Wakanda Forever": Tiempo de luto en terreno desconocido

Una secuela que carga con un enorme peso ante la imposibilidad de cubrir el gigantesco vacío dejado por Chadwick Boseman.

¿Cómo seguir adelante cuando ya no cuentas con tu pilar vital? Aquella es la pregunta que engloba a la mayor parte del metraje de "Black Panther: Wakanda Forever" (Pantera Negra: Wakanda Por Siempre) y la respuesta resuena constantemente.

Ese pilar nunca podrá ser reemplazado. Podrás cambiarlo, modificarlo o parcharlo, pero jamás reemplazarlo.

"Pantera Negra" marcó un hito para el universo de Marvel Studios al transformarse en un fenómeno no solo comercial, sino que cultural y eso, en gran medida, se debió a su protagonista.

Chadwick Boseman fue un ícono tanto dentro como fuera la gran pantalla, convirtiéndose en un verdadero símbolo que iba más allá de la cultura pop. Por ello, su muerte en 2020 golpeó con fuerza. Todos sabíamos que estábamos ante un intérprete que se fue demasiado pronto y cuya historia recién se estaba escribiendo.

En su rol de "T'Challa" inmortalizó a un personaje que no solo era un héroe. Era un rey, uno que generaba respeto y que sentías que podías seguir. Y lo más importante, tenía algo que decir.

Pero vivimos en un mundo de franquicias donde el espectáculo debe continuar, especialmente si tu historia tuvo un impacto mayúsculo. Es así que ahora nos encontramos ante una secuela que tuvo la difícil tarea de seguir adelante sin su centro, su corazón.

El director Ryan Coogler, que volvió a trabajar con el guionista Joe Robert Cole para esta segunda parte, tenía claro que Boseman no podía ser reemplazado y opta por plasmar el luto en la historia.

Con esta decisión, "Wakanda Forever" entra en un terreno completamente desconocido en un universo de héroes y villanos donde la muerte era algo que se arreglaba en un santiamén, en una escena post-créditos o en un conveniente giro del guion. O un "sorpresivo" regreso en otra entrega luego de una larga negociación.

Acá la muerte es algo palpable, con efectos permanentes. Duelo, pena, aflicción. La acción pasa a segundo plano y se opta por seguir la historia de quienes sobreviven, viviendo aquel luto junto al espectador.

Es ahí donde se cruzan las buenas intenciones de un equipo que busca homenajear a su protagonista y una maquinaria que no desea perder rodaje, denotando lo mucho que hubo que descartar, lo que se dejó a medias y dónde se flaquea, porque el resultado nos recuerda permanentemente que carga con un enorme peso ante la imposibilidad de cubrir el gigantesco vacío dejado por Boseman.

Con la reina "Ramonda" (Angela Bassett) liderando Wakanda tras la muerte de "T'Challa", la avanzada nación africana demuestra ante el mundo que no está indefensa ante la ausencia de su protector. Sin embargo, este matriarcado aún sufre por la pérdida de su querido rey, especialmente "Shuri" (Letitia Wright), quien prefiere concentrarse en su tecnología.

Cuando una desconocida fuerza hace su aparición en la forma de "Namor" (Ténoch Huerta Mejía), soberano de una civilización submarina que ha vivido oculta durante siglos, Wakanda deberá decidir si está del lado de este rey con alas en los tobillos o si está dispuesta a chocar con una nación que es igual de evolucionada y poderosa.

Teniendo el foco puesto principalmente en sus personajes femeninos, donde "Shuri" es prominente para retratar el duelo y lo que sucede ante la negación del dolor, hay momentos donde las vemos brillar. Ahí está Bassett luciéndose con fuerza todo lo que no pudo en la primera entrega y a Danai Gurira logrando la mejor secuencia de acción de toda la película como "Okoye", mientras "Nakia" (Lupita Nyong'o) reluce al entrar en escena, ya sea como espía wakandiana o en su papel de "hermana" que ofrece consuelo.

Incluso, sorprende ver la evolución que adquiere el rol de "M'Baku" (Winston Duke), racional y necesario consejero para "Shuri", pero otros personajes pasan a segundo y hasta tercer plano, especialmente en el caso de "Everett Ross" (Martin Freeman). Con los nuevos personajes tampoco hay mejor suerte, viendo a "Riri Williams" (Dominique Thorne) ser una inclusión gracias a una excusa argumental y esperando su desarrollo en su propia serie. Lamentable también es lo breve de la participación de Michaela Coel (I May Destroy You) en su rol de la guerrera "Aneka" de las siempre implacables "Dora Milaje".

Sin dar tiempo a la expansión de la rica mitología de Wakanda presentada en la primera película, sí hay espacio para el mundo de Talokan, reinterpretando a la Atlantis de Marvel Comics como una nación submarina inspirada en los pueblos mesoamericanos. Escuchar el acento hispanoamericano y también el maya yucateco que hablan los habitantes del reino de "Namor", con su arquitectura y ropas con identidad sudamericana, es un verdadero triunfo.

El propio "Hombre Submarino", uno de los primeros personajes de Marvel y que vio la luz en los tiempos en que se conocía como Timely, es una potente incorporación a este universo. Cegado por la misión de cuidar a su pueblo y conociendo el daño provocado por quienes habitan en la superficie, no duda en matar con tal de proteger a los suyos. Carismático y poderoso, verlo surcar los cielos con sus alas de tobillo es un goce para el fan del personaje creado por Bill Everett, quien no es ajeno al rol de antagonista y siempre suele tener su propia agenda.

Con una primera mitad mucho más sólida en una película que hace sentir sus 160 minutos y entregando la reglamentaria gran batalla final, que resulta bien poco inspirada en esta oportunidad, "Wakanda Forever" concluye con una satisfactoria mirada hacia adelante.

El enorme peso con el que debe cargar esta secuela es que nadie logra cubrir el gigantesco vacío dejado por su héroe. Pero el dolor no es eterno, y puede transformarse en un futuro luminoso.

"Pantera Negra: Wakanda Por Siempre" se estrena este jueves 10 de noviembre en los cines chilenos, con funciones de preestreno este miércoles.