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[Reseña] Death Stranding 2: On the Beach – Simplemente Kojima Productions

Lo jugamos y así nos fue.

Hideo Kojima vuelve a las andadas con una secuela que no solo expande su universo postapocalíptico, sino que lo reconfigura con una ambición desbordante. Death Stranding 2: On the Beach es una experiencia que desafía las convenciones del AAA moderno, apostando por una narrativa introspectiva, mecánicas refinadas y una puesta en escena que roza lo cinematográfico.

Sam Porter Bridges regresa, esta vez con la misión de reconectar Australia tras el colapso de la UCA. El viaje lo enfrenta a nuevos peligros, dilemas existenciales y una red de personajes que cargan con sus propias cicatrices. La conexión emocional con Lou, ahora una niña, es el corazón de una historia que se atreve a hablar de pérdida, paternidad y el peso de las decisiones.

En lo jugable, la fórmula se mantiene: planificación meticulosa, gestión de carga, rutas imposibles y esa sensación de estar solo contra el mundo, pero ahora todo fluye mejor. El ritmo es más ágil, las herramientas más versátiles y el combate, aunque sigue sin ser el foco, gana en variedad y contundencia, mientras que el sigilo toma protagonismo, con gadgets que recuerdan a los mejores momentos de The Phantom Pain.

Desde lo visual, el título impresiona y se siente que por fin le sacan el jugo a la potencia de la PlayStation 5, destacando los entornos oceánicos del "nuevo mundo" que están cargados de melancolía, violencia natural y belleza indómita. La iluminación dinámica, el uso de partículas y las transiciones climáticas elevan la experiencia a niveles que solo la consola de Sony puede manejar con este nivel de fidelidad. Cada paso, cada colina, cada lluvia negra se siente real y opresiva.

La música, por su parte, vuelve a jugar un rol protagónico. Con temas nuevos y selectos regresos de Low Roar, el soundtrack se convierte en una guía emocional que acompaña cada tramo del viaje y las pausas contemplativas entre entregas o caminatas eternas cobran sentido gracias a composiciones que parecen hablarle directamente al jugador y evitan el aburrimiento.

Eso sí, no es un juego para todos. Su densidad narrativa, su ritmo contemplativo y su carga simbólica pueden resultar abrumadores para quienes buscan acción inmediata. Kojima no hace concesiones: o entras en su mundo, o te quedas fuera.

Death Stranding 2: On the Beach ya está disponible con un precio de 69.99 dólares (casi 65 mil pesos chilenos) para la versión estándar y 79.99 dólares (poco más de 74 mil pesos chilenos) para la versión deluxe.

Lo bueno

  • Visualmente deslumbrante, con paisajes que parecen sacados de otro planeta.

  • Una historia íntima y ambiciosa, con momentos que golpean fuerte.

  • Mejoras sustanciales en la jugabilidad, especialmente en exploración y sigilo.

  • La conexión online sigue siendo una de las ideas más originales del medio.

  • Banda sonora atmosférica, cargada de emoción.

Lo malo

  • Su ritmo pausado y tono filosófico pueden alienar a más de alguno.

  • Algunos combates contra jefes siguen sintiéndose torpes.

  • La cámara lenta automática en tiroteos puede romper la tensión.