[Reseña] "Indiana Jones y el Dial del Destino": Un héroe irremplazable
Una despedida que nos remarca que nadie podrá usar esa chaqueta de cuero y ese sombrero fedora como lo ha hecho Harrison Ford.
Hay dos cosas que quedan claras cuando empiezan a correr los créditos finales con la inconfundible música de John Williams. Primero, Harrison Ford deja de manifiesto que el "Dr. Jones" es el personaje cinematográfico al que más cariño le tiene -lo siento "Han Solo"- y, segundo, estamos ante un héroe completamente irremplazable.
Ford es y será "Indy", algo que queda más que demostrado en "Indiana Jones and the Dial of Destiny" (Indiana Jones y el Dial del Destino), la quinta y última aventura del legendario arqueólogo y profesor.
La primera película de la saga que no tiene a Steven Spielberg en la silla del director, con James Mangold (Logan, Ford vs. Ferrari) tomando la posta, nos presenta a un "Henry Walton Jones, Jr." a punto de jubilarse. El hombre que defendió la historia a golpes ha sido dejado atrás por los tiempos. Se ha convertido en una verdadera reliquia en momentos en los que los más jóvenes prefieren poner su atención en el espacio. Después de todo es 1969, el peak de la carrera espacial.
Con el mundo celebrando a los astronautas del Apolo 11, no nos encontramos con el "Indy" de siempre. Este "Dr. Jones" se siente desanimado y frustrado. Sonríe cínicamente cuando sus colegas celebran su retiro, para luego ir a tomarse un trago a mitad de la jornada.
Hace 25 años, en 1944, se enfrentó a los nazis por última vez y logró recuperar, junto a su amigo y arquéologo "Basil Shaw" (Toby Jones), un importante invento de Arquímedes. Aquel objeto, el MacGuffin de turno, vuelve aparecer en su vida cuando está a un paso de su jubilación, con el retorno de su ahijada "Helena" (Phoebe Waller-Bridge) y la reaparición de ciertos enemigos de su pasado que están en búsqueda de ese misterioso artefacto que podría cambiar la historia.
Presentándose como la última aventura cinematográfica de "Indy", Ford brilla y saca aplausos al volver a dar vida a este héroe al que tanto cariño le tiene. A este "Dr. Jones" le pesan los años y pasa las noches en un modesto departamento en Nueva York, peleando constantemente con su joven vecino por el ruido. Ya no es el aventurero por excelencia. Es un hombre que carga con culpa y dolor por sucesos ocurridos tras la última vez que lo vimos en "La Calavera de Cristal".
El cinismo no lo pierde, menos su gran suerte, y se lanza de mala gana a una última aventura porque sabe que su misión es proteger la historia, aquella que lo dejó atrás.
Aunque Mangold no sea Spielberg, algo que no tarda en quedar a la vista, el espíritu de la saga de "Indiana Jones" está muy presente. Desde su primera secuencia, con el trabajo de rejuvenecimiento que contrasta con el hablar de viejo de Ford, hasta su tercer acto que explota el elemento fantástico siempre presente en la franquicia, en ningún momento deja de ser una película de "Indy".
Eso es algo que Mangold comprende. El cineasta entiende a "Indy". Lamentablemente, al homenajear tanto a Spielberg como a la franquicia, deja atrás la oportunidad de tener algo que decir con su propia voz. Ninguna secuencia de acción está a la altura de lo visto en la querida trilogía original y hay momentos en los que se extraña la mano de Spielberg.
Los 154 minutos de duración también se sienten en el espectador, con un guion firmado por Mangold, Jez Butterworth, John-Henry Butterworth y David Koepp al que le faltó pulir ciertos elementos que ayudaran a su ritmo y también evitar ciertas decisiones argumentales que nos hacen levantar la ceja.
Aunque se agradezca retomar algunos elementos claves de la franquicia, incluyendo su humor, el elemento fantástico que sí funciona -a diferencia de "La Calavera de Cristal"- y hasta las clásicas trampas en cuevas y catacumbas, no todo se sostiene bien, especialmente en lo que respecta a sus villanos. Sí, Mads Mikkelsen cumple con su rol antagónico, no mucho se puede decir del resto de los enemigos representados en el regreso de los nazis. No están a la altura de lo presentado en "Los Cazadores del Arca Perdida" y "La Última Cruzada". Aunque bienvenido sea ver a "Indy" golpeándolos nuevamente.
Tampoco hay un buen equilibrio entre los nuevos personajes, donde destaca Waller-Bridge como una ahijada tan inteligente y capaz como "Jones", marcando el contraste al pensar más en el dinero que en llevar los artefactos a un museo. En cambio, roles como el de Antonio Banderas y el de Shaunette Renée Wilson se sienten casi anecdóticos.
La nostalgia marca de enorme manera a esta entrega del famoso arqueólogo, que queda a la sombra de las películas encabezadas por Spielberg. Pese a ello, deja una sonrisa en quienes crecimos con esta saga, con un personaje que creció con nosotros. Es una despedida correcta, ni más ni menos.
El verdadero triunfo final está en sentenciar que Ford es irremplazable como "Indy". Nadie podrá usar esa chaqueta de cuero y ese sombrero fedora como él lo ha hecho.
"Indiana Jones y el Dial del Destino" se estrenó este jueves 29 de junio en los cines de Chile y el resto de Latinoamérica.