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[Reseña] The Last of Us | Temporada II - Episodio 4: En la boca del lobo

La búsqueda de venganza alcanza un camino sin retorno.

Después de la tragedia vino la calma, pero ahora se desata la tormenta en el cuarto episodio de la segunda temporada de The Last of Us, entrando en la boca del lobo sin vuelta atrás.

La búsqueda de venganza por parte de Ellie (Bella Ramsey) tras los devastadores sucesos que involucraron a su vital figura paterna, Joel (Pedro Pascal), lleva a la joven a abandonar la seguridad de Jackson para ajusticiar a todos los involucrados en aquel violento evento. No está sola, viajando junto a Dina (Isabela Merced) hacia su destino: Seattle.

Siguiendo con la adaptación de la historia presentada en el videojuego de Naughty Dog, los showrunners y productores ejecutivos Craig Mazin y Neil Druckmann tienen la misión de presentar el conflicto entre dos importantes facciones antagónicas del relato, el Frente de Liberación de Washington (WLF, por sus siglas en inglés) y los Serafitas.

Ambos grupos son fanáticos con sus propios códigos al creer estar en la vía correcta en este mundo postapocalíptico. Sobrevivientes que pueden ser muy distintos en creencias y formas de vida, pero son igualmente despiadados y violentos ante las agresiones externas. Mientras unos se presentan como los luchadores por la libertad de los ciudadanos, los otros están más cerca de la definición de culto, incluyendo cicatrices autoinfligidas en sus rostros.

Somos testigos de la brutalidad de ambos bandos con una sangrienta violencia que va en aumento cuando Ellie y Dina llegan a Seattle. Ambas se encuentran en el medio de una guerra de la que desconocen alcance, poderío e impacto.

El episodio dirigido por Kate Herron (Loki) y escrito por Mazin se preocupa de hacer presente lo gigantesco de las fuerzas antagónicas frente a la misión de las jóvenes, enfrentándose a la dura realidad de estar frente a algo mayor de lo que esperaban.

"¿Qué carajo le pasa a Seattle?", se pregunta Dina, con una respuesta que no tardará en llegar de golpe. La infección fúngica parasitaria y los infectados también siguen ahí, por lo que se añade un tercer factor antagónico en una misión que pareciera imposible.

La presentación de Isaac, con Jeffrey Wright regresando al personaje tras el videojuego The Last of Us Part II, otorga un peso dramático y actoral mayúsculo en una serie que sigue sacando lo mejor de cada actuación. Su Isaac, como líder de los Lobos -otra forma en la que se conoce a los miembros de la WLF-, es un hombre de apariencia tranquila, pero resulta ser extremadamente cruel, con un retorcido sentido de justicia que lo lleva a cometer las acciones más inhumanas sin siquiera inmutarse.

En medio de toda esta oscuridad y pesimismo, donde se nos vuelve a recordar que los humanos somos nuestros peores monstruos, hay algo de luz en la relación entre Ellie y Dina, con los momentos de tranquilidad y paz siendo de lo mejor del episodio.

Una guitarra y una canción con una voz que sale del alma, hasta revelaciones clave que llevan a fortalecer lo que se creía frágil. Todo puede cambiar en un segundo, lo que lleva a que estos pequeños momentos sean tan preciados y dramáticamente potentes.

La misión puede ser la misma, pero mucho ha cambiado desde que se llegó a Seattle y los riesgos ahora resultan ser mayúsculos, especialmente si estamos cegados por el dolor en lo más profundo de la boca del lobo. El viaje alcanzó un camino sin retorno.

Este nuevo ciclo de The Last of Us tiene episodios de estreno cada domingo a las 9:00 PM ET/PT, o sea, a las 21:00 horas de Chile, en el streaming Max.