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[Reseña] "Sex Education": Poder decir adiós es crecer

Gracias por todo, Moordale.

Ha llegado el momento de despedirnos del pueblo de Moordale. Durante cuatro temporadas -unos dos años y medio, en la línea temporal-, en "Sex Education" acompañamos a un grupo de sus adolescentes en las constantes aventuras y desventuras para navegar un mundo donde eres muy joven para algunas cosas, muy viejo para otras y, definitivamente, una bomba nuclear de hormonas que lucha por descubrir cuál es el mejor camino para llegar de manera segura hacia la adultez.

Luego de que la Escuela Moordale fuera desfinanciada y puesta a la venta, nuestros protagonistas se vieron en la obligación de buscar otros centros educativos para completar su educación.

Así aterrizamos en la Secundaria Cavendish, institución que cree en que la identidad y autonomía en la toma de decisiones (algo por lo que lucharon durante tres temporadas) son fundamentales para el desarrollo de sus estudiantes.

Esta será la principal locación para nuestros protagonistas ya conocidos "Otis" (Asa Butterfield), "Eric" (Ncuti Gatwa), "Jackson" (Kedar Williams-Stirling), "Ruby" (Mimi Keene), "Viv" (Chinenye Ezeudu), "Cal" (Dua Saleh) y "Aimee" (Aimee Lou Wood), mientras "Maeve" (Emma Mackey) se encuentra terminando su programa literario en la Universidad Wallace, Estados Unidos.

"Adam" (Connor Swindells), a diferencia del resto del grupo, ha decidido no seguir estudiando y se dedica a trabajar en un establo mientras reconstruye la relación con su padre, el ex director "Michael" (Alistair Petrie) y, de paso, consigo mismo.

La temporada de ocho episodios, al igual que las tres anteriores, es definitivamente agridulce y diferente, pero para bien: todo muta y termina para dar paso a nuevas cosas.

Debemos aprender a convivir con eso, aunque signifique buscar nuevas formas de relacionarnos con amigos de toda la vida o dejar ir gente porque nuestros caminos, irremediablemente, no siguen el mismo rumbo. Es importante sentir todas las emociones para poder procesarlas y expresarlas adecuadamente, y ese es el eje central de esta entrega. Hay menos escenas de sexo explícito, erecciones y desnudos, pero no por eso deja de estar menos dedicada a la sexualidad adolescente.

Es una pena que, justificado por el cambio de escuela, hayan desaparecido tantos personajes. "Rahim", "Lily", "Ola" y su padre "Jakob" habían logrado afiatarse muy bien en el círculo de los protagonistas, pero quienes llegan a llenar esos espacios también ayudan a demostrar el nuevo enfoque de crecimiento y representación que tomó el guion, una de las grandes fortalezas de esta temporada: presentar más diversidad que en sus versiones anteriores.

Esta representación queda a cargo de "Abbi" (Anthony Lexa) y "Roman" (Felix Mufti), personas trans -identidad de género que no había sido mostrada, ya que en el pasado solo habían presentado personas no binarixs- y "Aisha" (Alexandra James), quien es sorda, además del ya conocido usuario de silla de ruedas "Isaac" (George Robinson). Ambos son ejemplos de que una discapacidad no define quién eres como persona, pero sí hace que vivir en un mundo no correctamente adaptado sea más difícil.

Se siente cierta misión de representación contra el capacitismo -forma de discriminación o prejuicio social contra las personas con discapacidad- con un discurso que, ojalá, hubiese sido más profundo. Son buenas intenciones, pero parecen quedar un poco en la anécdota al solucionar las problemáticas de manera tan veloz, lo que es absolutamente entendible cuando tienes más o menos 20 minutos de runtime para presentar problema, desarrollo y solución.

Agarrándose de ese hilo de problemáticas es que se suceden muy rápido la ansiedad, trauma, disforia corporal, depresión post-parto, positividad tóxica, duelo, abusos e, incluso, la violencia en las relaciones. Pasan como pinceladas de aguada en una pintura al óleo, una capa rápida y superficial que no recibe la atención necesaria, pero sabemos que está ahí.

(Y en caso de que sufras o creas sufrir una de estas cosas, por favor, busca ayuda profesional).

Además de los nuevos rostros en la escuela, hay dos conocidos que se unen a la temporada pero con cero intención de robarla: Dan Levy (Schitt's Creek) como el profesor "Thomas Molloy" de la Universidad de Wallace y Hannah Gadsby (Please Like Me) como una productora de radio que le da la oportunidad a "Jean" (Gillian Anderson) de volver a trabajar luego del nacimiento de "Joy", aunque le cuesta un poco volver a malabarear la vida como madre soltera de una recién nacida y un adolescente a punto de ser adulto.

Fue un interesante viaje y un absoluto agrado crecer con ustedes, Moordale. Ojalá la adultez no sea tan difícil y les siga abriendo puertas a cosas maravillosas, como "Barbie" y "Doctor Who".

Las cuatro temporadas de "Sex Education" están disponibles en Netfix.